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lunes, 9 de mayo de 2011

Una lágrima

Cae una lágrima, una sola, lenta y pacientemente desde el abismo de mis ojos hacia la eternidad de la nada, del olvido, de la ausencia de dolor.
¿Y qué se lleva de mí? Me gustaría decir que el dolor, la angustia que siento por dentro, la razón de que mi estómago esté revuelto, y ese sentimiento que no se va. Pero no, nada de esto ha desaparecido, ni siquiera ha llegado a menguar…y yo me siento como un trapo despojado de cualquier derecho a sentirme normal.
Y sé la razón. Conozco la razón o razones, las causas para estar así, pero no acabo de tenerlas claras. Sólo sé que me duelen, que me hacen sentir mal y acentúan un sentimiento del que no me apetece hablar pues, por una vez, creo que sólo me haría sentir peor, no mejorar.
Una sola lágrima, una, es lo que he sido capaz de llorar, lo único que he conseguido dejar escapar, la única prueba de un sentimiento que quiero ocultar ya no existe, quedó borrada por el paso de un par de segundos que robaron su esencia.

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